miércoles, 30 de junio de 2010

Fuera Verde, dentro Gris.

Bien, muy a mi pesar, ya era hora de dejar atrás Matsumoto después de prorrogar durante dos días mi estancia en aquella acogedora ciudad, pero que sin duda no habría sido lo mismo sin la hongkonesa Yee Man (así es como se escribe en realidad) que siempre que llegaba de mi paseo diario me recibía con un “okaeriii nasaaai” todo Kawaii; con Mark (el inglés), vaya sufrimiento con el partido de Inglaterra… y claro está… sin “Holand Beer”… que es el apodo que Yee Man le ha puesto al chico holandés ya que ninguno sabemos –ni preguntamos- su nombre.

Hiromi-san (la casera), nos llevaría a “Holand Beer” y a mí a la estación bien temprano, me esperaban unas 5 horas y media de viaje en el tren local (el más barato). Estuve pensando si pararme en Narai, un pueblecito del Nakasendo, pero finalmente me decidí por seguir hasta Nagoya.
Cambiaría la tranquilidad de Matsumoto, ciudad que en cierto modo me ha recordado un poco a mi Málaga natal, no sé por qué… quizá por la acogida que allí he tenido y el calor de la gente con la que me he encontrado (Desde Ana María –la señora argentina- hasta Yoshino-san…); por el bullicio y el ajetreo de una de las capitales de Japón.
Y nada más salir de la estación lo noté, el mismo calor sofocante que en Tokyo; gente corriendo de un lado a otro… sin embargo, Tokyo me daba sensación de amplitud y estaba lleno de árboles y grandes parques. Nagoya, a mi modo de ver, es distinto; mucho más gris, más asfalto y un río que huele bastante mal.
Me encaminé hacia un “Bussines Hotel” que tenía localizado y allí me instalé, con la pena de que ofrece los servicios mínimos y, por lo demás, hay que pagar hasta por respirar:
- 100y por 15 minutos de Internet en un pc “trucao” para que solo puedas navegar.
- 100y por 120 minutos de televisión (que tampoco es que se vea muy bien).
- 200y por la lavadora y 100y por la secadora (viva la cuerda de tender sobre el Aire Acondicionado).
Pero al menos la habitación es bastante amplia, los aseos (comunes) están bien limpios y el baño (también común, de tipo japonés) también lo está, además de que anoche lo tuve entero para mí solo.

Una vez instalado salí a dar una vuelta por el centro, tenía toque de queda a las 23.00h que cierran las puertas del hotel. Pero estaba cansado del viaje así que, en principio, no me parecía mal.
Plano de la ciudad en mano, me encaminé a la Hasaya-Odori; la avenida donde se encuentra la TV Tower y los centros comerciales y las tiendas. La calle estaba llena de vida y la gente iba de aquí para allá, yo no había comido más que un paquete de Mikados así que ya tenía hambruna… eché un vistazo por la zona. Japón es muy curioso, da igual que te vayas al corazón de una ciudad o al barrio más periférico, la comida y las bebidas –de las máquinas- varían muy poco de precio. Así que finalmente entré en uno que tenía buena pinta y sus precios (pese a no entender a qué hacían referencia exactamente –odio los kanji intercalados-) parecían razonables.
Resultó ser algún tipo de “parrillada”… me trajeron un brasero con una rejilla y la carta toda en ‘nihongo’… pedí una carta en Inglés pero no fue posible, eso sí, vino un camarero la mar de simpático que me explicaba lo que era cada cosa del menú por gestos… os podéis imaginar cómo se dice “Lengua de Vaca” por gestos, ¿no?... pues así jajaajajaja
Finalmente me decidí por Jamón curado en salsa de soja y… Ternera de Kobe… anda que el niño es tonto jajajaaja
No fue una cena muy copiosa, pero me dejó bastante satisfecho. La carne de Kobe es para echarse a llorar del gustazo, solo hay que ver la pinta que tiene en la foto.
Seguí mi camino hasta llegar al las calles colindantes al Castillo, pero no se podía ver desde la calle, así que como ya empezaba a caer la noche me decidí a volver pasando por algunos santuarios de camino y sacar algunas fotos de la ciudad ya de noche. Entonces, al ver a gente con las camisetas de Japon (que bien les queda a las japonesas por cierto)…Aaaargh!! QUE JUEGA JAPON A LAS 23.00!!! y yo con el toque de queda… me caaaago en to… >,< En fin, lamentándome cada vez que me cruzaba a algún ser oriental con la camiseta de su equipo y gritarle aquello de “GAMBATTE NIHON!!!” a lo que algunos me respondían riéndose o con un “Yosh!” –o algo así; pasé por un ‘7eleven’ para comprar algo de picar y la cena del día siguiente y volví al hotel.
Me di un buen baño calentito y me relajé en la bañera durante unos minutos… había andado más de 15 kilómetros ese día y al menos tres de ellos con el mochilón de 14kilos.

Ya en la habitación, me coloqué el Yukata y me tumbé un rato a la espera de que empezara el partido con una buena taza de ‘cha’.
Cuando acabó el partido me lamenté aun más de no estar fuera, Japón había caído en la tanda de penaltis y podría estar por ahí ofreciendo mi hombro y prometiendo venganza por parte de España.

A partir de ahora intentaré buscar sitios sin toque de queda y con internet gratis, que vaya plan.


Pero bueno… hasta la próxima entrega!!!

lunes, 28 de junio de 2010

Kiso Fukushima... se me fue el dedo.

Hoy empezaré por la noche de ayer, estuvo graciosa.

Han venido nuevos huéspedes; un inglés, un francés y un holandés… con el español que soy yo ya tenemos para el chiste jajajaja nada, todos muy buena gente y viajando solos por distintos motivos. El inglés llegó el mismo día que yo y también se queda por un mes, así que no me extrañaría nada encontrármelo en el Aeropuerto de Narita y en mi mismo avión, pero él no tiene intención de viajar a Kyoto y demás.

Nos acostamos anoche bastante tarde viendo el partido de Inglaterra vs Alemania de los octavos de final de la copa del mundo, yo por darle vidilla anoche era alemán jajajaja el pobre, que mal rato pasó.

Total, con el cachondeo y demás, esta mañana me ha costado un poco más despegarme de las sábanas, pero a las siete y media ya estaba en pie y con mi té preparado. Hoy visitaría el Nakasendo, que viene siendo la antigua ruta que se usaba en el periodo Edo (1603-1867) para ir de Kyoto a Edo (Tokyo). En concreto, en la prefectura de Nagano se encuentra el Valle de Kiso, a través del cual transcurre el río Kisogawa. Eligiendo un poco a ciegas me he decidido por la villa de Fukushima, que viene a estar justo en el medio del valle; una lástima ya que, por lo que he podido comprobar en los folletos y demás es una de las menos “conservadas” así que, realmente hoy la visita ha sido un poco decepcionante en ese aspecto.

A las nueve y algo me dirigí a la estación de tren de Matsumoto, comienzo a pillarle el truco a los transportes y he sacado yo solito el billete y he encontrado el andén, sin ayuda de nadie. Lo único que le he preguntado al conductor si ese tren era el que paraba directo en Fukushima… respuesta afirmativa, Yokatta… pero bueno, os hago partícipes de lo que se siente viajando en un tren japones...



Después de una hora y diez minutos de tren, viajando a través de un verde y boscoso valle, atravesando un túnel tras otro, finalmente hemos llegado a la villa. Lo dicho, las partes mas antiguas estaban muy mal conservadas y deterioradas, sus nuevos dueños no tienen ningún reparo en colocar fuera cajas o bidones, así como colgar las ropas… o cuando no, una ristra de coches aparcados; eliminando así todo el encanto que pudiera tener ese lugar. De igual forma, me he dado un paseo por todo el pueblo y he hallado al menos un bonito rincón que ni siquiera venía en el plano que me dieron en la oficina de turismo.

Junto a una escuela de primaria vi un pequeño sendero que conducía al bosque y, allí que me aventuré. Después de un buen rato subiendo entre los árboles y pudiendo respirar esa humedad característica… (con la canción de “to-toro to-toooro” de fondo, que provenía de la escuela de primaria… estas cosas solo pasan en Japón jajajaja)… llegué a un pequeño santuario sintoísta; el cazo de la fuente de la entrada estaba roto y parecía cerrado; lo rodee y detrás de la construcción central se encontraba un pequeño altar, sin duda un lugar muy peculiar que parecía olvidado.

Proseguí mi camino, descendí de nuevo hasta el río y pasé por el templo budista de Kozenji. Lo dicho en las anteriores entradas; con los templos budistas me pasa algo parecido que con las iglesias, son muy bonitos en cuanto a la riqueza artística pero en el fondo, espiritualmente, no me dicen mucho estos lugares (no pretendo ofender a nadie, es una opinión personal).

Crucé el río y me dirigí hacia un edificio que aparentaba ser antiguo, y así era. Resultó ser el edificio que servía las veces de fortaleza en el Periodo Edo para la defensa contra los ejércitos de la rebelión; otro de los cometidos de la fortaleza era servir de aduana, las mujeres tenían prohibido el paso a través de la frontera marcada por Fukushima, excepto si portaban con ellas un salvoconducto firmado por los hombres de Tokugawa si procedían de Edo (Tokyo) o por los señores feudales designados por el mismo Shogun o el Jefe de la guardia de Osaka. En los documentos que me han dado no he identificado exactamente el motivo de este control, pero creo que se debe a que cuando el Shogun se hacía con alguna villa rebelde para con su causa, hacía trasladar a las mujeres de forma controlada a las otras villas y quizá así, disolver también cualquier posibilidad de reagrupación para la venganza.

El edificio original fue destruido en 1869 y reconstruido sobre sus ruinas en el año 1970, así que lo que hoy se puede visitar, por el módico precio de 3 euros, es una réplica y en su interior, a modo de museo, encontramos cerámicas, armas, herramientas y documentos (como los citados salvoconductos) que se consiguieron durante su recuperación.

Fin de la clase de historia jajajajaa

Después de visitar aquél lugar me dispuse a ir a comer algo, un buen plato de Soba (fideos con caldo) fresquito entraría muy bien. Cuando acabé y di las gracias y felicité a la cocinera un señor que había en una mesa me llamó… ostrás, ¡el borrachín del pueblo!

Me escuchó decirle cuatro cosillas a la cocinera en japonés y llamé su atención, me invitó a que me sentara y me dijo que pidiera algo de beber. Fue un rato curioso en el que ambos nos esforzamos por comunicarnos, el de vez en cuando soltaba alguna cosa en japinglish y yo a veces algo en japonés, ayudado por el diccionario. Me dijo que era de Matsumoto, que amaba Matsumoto y que volvía a las 3 a Matsumoto; que le había caído bien y que si me iba con él en el tren me invitaba al billete.

Estaba puestísimo, pero se le veía un buen tío, aunque tuve que rechazar la oferta muy a mi pesar (me habría ahorrado 9 euros) ya que quería seguir dando vueltas por la zona. Después de despedirme varias veces de él y sacarnos una foto para el recuerdo, me puse en marcha de nuevo. ¡¡Sayonara Yoshino-san, Yoroshiku ne!!

Fallo técnico, en la oficina de turismo del pueblo recogí un par de panfletos, pero por hablar con Yoshino-san se me fue el santo al cielo y me puse en marcha a ciegas, tomé la ruta hacia Nagoya, siguiendo el curso del río por los senderos junto a la carretera, y anduve como una hora y media sin parar. Conforme me separaba del pueblo la naturaleza me envolvía y a veces podía perder la carretera de vista, pero era imposible desorientarse ya que vas andando entre dos montañas por, siguiendo el cauce de un gran río que te acompaña con su sonido durante todo el camino. A la vuelta se me hizo un poco larga, después de todo llevaba andando desde las 11 de la mañana y solo paré media hora para el almuerzo.

Cuando regresé a la estación me puse a ver los papeles que tenía de información y pude ver que el resto de pueblos está mejor conservado en vistas a lo que yo quería encontrarme… vaya hombre, me fui justo al que no debía.

Pero bueno, al final he disfrutado de un buen día (no ha llovido nada) y sigo diciendo que los paisajes de Japón, vaya a donde vaya, son un regalo para los sentidos.

Mañana me marcho de Matsumoto y estoy indeciso, para ir a Nagoya debo pasar por el valle de nuevo y no se si quedarme un día en un pueblecito (ya bien elegido) o irme directo a la Gran Ciudad… en lo que me queda de noche echaré un vistazo a internet.

Por cierto, hoy juega Holanda contra Eslovaquia… o Eslovenia, así que se puede augurar una noche divertida de nuevo.

Matta Ashitaaaaa~!!!

domingo, 27 de junio de 2010

Wasshioi! Wasshioi!!

Bien, hoy el se podía augurar un buen día; de hecho, estoy escribiendo estas líneas a las cuatro de la tarde porque estoy reventado jajajaja.

Ya empiezo a acostumbrarme a levantarme a las 7 y lo hago justo antes de que me suene el despertador. Me conecto un ratito para ver a los nocturnos de España mientras yo desayuno mi obligada taza de té verde. Hoy en la mañana estaba solo, Iiman-san estaba durmiendo; anoche cuando me fui a acostar me dijo “Oyasumi nasaaai” y yo le respondí igual y me pidió que no le diera las buenas noches, si no “GAMBATTE” ya que se iba a quedar toda la noche estudiando. La verdad es que es un buen sitio para venirse a estudiar, si pudiera el año que viene… lo haría jajajaaja

A las 9 me puse de camino hacia el centro, el “Koi, Koi Matsumoto” comenzaba a las diez pero prefería llegar más temprano y reponer las fotos que ayer perdí en extrañas circunstancias; así que, aquí van unas cuantas del Castillo de Matsumoto, la calle Nawate y su mercado de la rana... (pagando por mi pecado de borrarlas ayer).


Una vez encontrado el edificio M-Wing entré y una mujer (de sobre 70 años) me atendió en perfecto inglés, preguntándome por mi procedencia y explicándome en qué consistía el Festival que celebraban, me dio un par de programas con los horarios y demás y me invitó a subir y disfrutar.

El edificio tenía varias plantas dedicadas en parte al festival; con salas de presentaciones y mostradores de varios países. En la sexta planta se realizaban la mayoría de las actividades o, al menos, las que más me podían interesar: Allí estaban la “World Food Corner”, donde comprabas unos tickets por 100 yenes y era la moneda para pagar en los puestecillos de comida, todo muy casero.

Cuando yo llegué aun lo estaban montando y, al fondo, pude ver la luz… UNA BANDERA DE ARGENTINA. Me fui veloz hacia ella y saludé a la señora que al oírme hablar en español se alegró muchísimo y vino a darme dos besos y un abrazo… Curiosamente ayer hablaba con algunos de vosotros lo que echo de menos ese contacto, que tan cotidiano y normal nos parece y aquí es tan extraño. Ana María, que así se llama la buena mujer, ejerce de profesora de español en Matsumoto, me dio su tarjeta y me invitó a ponerme en contacto con ella para la próxima vez que venga a la ciudad, ya volvería más tarde a picar algo.

Me fui para el salón de actos, donde se estaban presentando los países que participaban en el festival; cuando entré había un italiano hablando japonés como buenamente podía, estaba apurado el pobre.

Después comenzaron los espectáculos.

El primero fue un músico chino con un instrumento típico de su país, llamado Niko; que viene a ser una especie de violín. La música era preciosa y se te ponían los vellos de punta.

Después hubo una exhibición de Taikyokuken (Tai-chi), también muy “omoshiroi” jajajaja donde la sensei (no sé cómo se dirá en chino) era una mujer bastante alta y bien formada, tenía pinta de soltar unas buenas guantás, me recordaba a Chun-Li con sus movimientos.

Después un grupo de niños (creo que Indonesios) nos sorprendió con una espectacular actuación de percusión, espero que podáis disfrutar del video; en directo era brutal.

VIDEO

Y llegamos a una de las actuaciones que por mi alto grado de frikismo… más me ha gustado. ¿Conocéis el WASSHIOI? ¿No? Mitte mittee~

Al parecer el estilo de baile este viene de Hokkaido... o los chavales venían de Hokkaido... que más da jajaja no importa que a veces se confundan, no importa que a veces (o casi siempre) pierdan el compás. Solo con verlos se ve que es divertidísimo y que debe cansar una barbaridad, después de 15 minutos estaban todos empapados y asfixiados; tengo más videos y en uno de ellos parece que hagan el “Hare Hare Yukai” jajajaaja son las típicas coreografías que hacen los grupillos para las canciones de ANIME.

Después de eso actuaba un grupo de rock (?) Filipino, la gente salió a bailar y eso… pero yo preferí desmarcarme hacia los puestos de comida jajajaja esperaba que no fuera demasiado tarde.

Pagué mis tickets y me comí un cuenquecito de fideos (soba), cogí unos dulcecitos brasileños y volví con mi amiga argentina que andaba hablando con un compatriota. Después se nos sumó un mejicano (un chaval que está terminando la especialidad de neurocirugía aquí en la universidad de Matsumoto) y, por supuesto, nos hicimos una foto de familia. Un saludete a todos y gracias por ese ratito de poder hablar en SUPEINGO jajajaajaja

Estando en aquel puesto se me acercaron algunos japoneses diciendo algo sobre Maradona o Messi…

- Etoo~… Watashi wa Supeinjin –les contestaba.

- Woo! Supein! Herunando Toresu!! Gambatte Supein!


Ah por cierto, no les quedaba comida, no hablaban inglés, pero a que son una monadaaaa~

Después de aquello quedaban pocas cosas allí que me pudieran interesar, preferí salir a dar una vuelta por la ciudad ya que el día me estaba respetando y comenzaba a salir el sol.


Y ahora me voy a poner un poco seriote y espiritual, lo advierto.

Mapa en mano, me dispuse a visitar algunos templos, los budistas no me terminan de convencer, pero los Shintoistas (Foto del santuario de Yohashira y Okanomiya, respectivamente) me encantan; el silencio y la tranquilidad que se respira en sus jardines, el color, el olor y el sonido de la madera vieja al pisarla y la grandiosidad de los enormes árboles que los suelen flanquear, que te hacen entender lo arraigado que están estos lugares a las gentes de aquí… Siempre que viajo por España me gusta visitar iglesias y, pese a proceder una casa de creencia cristiana y yo mismo declararme como tal (aunque no practicante), he de decir que estos sitios de oración –las iglesias- no me suelen decir mucho a nivel espiritual… las suelo contemplar más como obras de arte; en cambio, los santuarios Shinto son mucho más acogedores que nuestros fríos y ostentosos templos occidentales. El pasar por estos lugares me hace pensar en muchas cosas y una de ellas es en el extraño sentimiento que he experimentado de no dirigirte a “algo” en tu rezo, aquí no hay una estatua que te mira, no existe ese “ídolo” con el que, en el cristianismo, a veces nos desviamos de nuestra fe y lo centramos en un trozo de madera o de metal con alguna forma dada por un hombre.

Y escribiendo estas líneas, ordenando mis pensamientos, me he dado cuenta de que posiblemente mi viaje tenga doble premio y, además de la experiencia en sí y de ver cumplido mi sueño, haya abierto una puerta que me lleve a una profundidad y comprensión espiritual mayor.

Tranquilos, no me he vuelto (más) loco jajajaja

Bien, siguiendo mi camino me he vuelto ya para el hostel callejeando por los barrios, al este de lo que viene siendo el centro, he podido encontrar algunos animalitos como golondrinas o una mariposa bastante bonita que me ha tenido persiguiéndola de jardín en jardín hasta que he podido cazarla con el macro de la cámara… ya imagino los titulares de mañana “Gran demonio blanco occidental asusta a nuestras bellas mariposas, se busca vivo o muerto” jajajajaja

En frente del hostel, cruzando el río hay un Colegio Mayor y, en él, un campo de beisbol; cuando pasé por allí estaban jugando. Ahora que me pongo a escribir el diario, Iiman-san ha maldecido a unos que andaban berreando con unos tambores que retumbaban por todos sitios… como se les escuchaba cerca he salido en su búsqueda, ya sabéis como son los japoneses para animar y hacer de afición, así que algo me ha dicho que lo que buscaba lo encontraría en el campo de beisbol… efectivamente, el equipo local debía haber ganado y lo estaban celebrando haciendo el tonto, no os lo perdáis.

Y bueno, poco más que añadir, si ocurre algo más esta tarde noche ya lo pondré en la entrada de mañana que, por fin, iré a las montañas.


Matta neeee~!!!!

sábado, 26 de junio de 2010

Al fin conozco el Tsuyu

¡¡A las 7 de la mañana en pie!!

A los Kami ya se les ha pasado las ganas de darme un buen viaje y hoy a amanecido con el cielo encapotado y lloviendo, tendré que echar otra moneda; es lo que tiene venir a Japon en pleno Tsuyu (Época de Lluvias). He dormido muy bien, las camas son de tipo futton pero en litera; creo que el único futton incómodo en Japón me lo dieron en el primer hotel… que mas que futton era una sabana (Al estilo “Arakawa under the bridge” jajajaja).

He llegado a la sala de estar y ahí estaba Iiman-san tan aplicada estudiando, recibiéndome con un “Ohayo gozaimaaasu!”. Me he conectado un rato, a sabiendas que por España debía de estar todo el mundo en pie (por la diferencia horaria) y he estado un buen rato hablando con algunos de vosotros con un vasito de té sobre la mesa.

Me he decidido a pillar una bici para ir al centro… craso error amigo. Dada mi falta de experiencia en bicicleta, sumado a que las que están disponibles en el hostel son de hojalata, sumado a la dificultad de montar con lluvia, sumado a hacerlo por calles que no conoces y que a veces nos sabes si estas infringiendo varias leyes de tráfico o incluso insultando a los antepasados de varios millones de japoneses por meterte en sitios donde no debes… pues se me ha hecho un poco incómodo. Como punto gracioso estaba el rato que me he parado delante de un murito de piedra que tenía toda la pinta de aparcamiento de bicicleta… pero como aquí todo es tan diferente, he creído más conveniente llevarla al parking, no fuera a ser la tumba de un héroe de la era Tokugawa…

Por un contratiempo, las fotos y videos que hice durante la mañana se me han borrado de la cámara… así que… me limitare a deciros que, después de rodear el Castillo de Matsumoto en busca de aparcamiento para la bici, he terminado dejándola en el quinto carajo y yendo a pie.

El castillo es impresionante y tiene algunas puertas y zonas donde te puedes imaginar a los samuráis y a los señores de la época pasando por ellas. Aquí es impresionante lo cuidado que tienen todo, desde cada una de las maderas y las vigas que componen los tejados… a las paredes y sus encalados, y los jardines son un caso aparte, espectacular. Y tuve la oportunidad de probar las pequeñas cerecitas... que por cierto sabía muy ácida y la escupí jajajaja no vaya a ser que no sean comestibles, pero no pude resistirme (Eso se lo dedico a mi compi de curso Patri, que se lo come tó por el campo ajajaajjaaj)

Recorrí también un par de templos, en uno de ellos se estaba celebrando una ceremonia Shintoista, parecía como un bautizo pues llevaban a un bebé envuelto en telas de colores. Hice un video pero se borró... cago en... en él se escuchaba una falutilla que estaba tocando uno de los monjes, otro tocaba el tambor arrodillado dentro del santuario y una señorita (sacerdotisa) acompañaba a los familiares hasta el altar central (aquí os dejo un link con una fotillo para que os hagais una idea). En esa misma calle, la semana pasada se realizó el "festival de la Rana" o algo así; es una callecita paralela al rio que atraviesa la ciudad, pequeños puestecitos se disponen a cada lado y todo estaba decorado con figuras de ranas; muy curioso.

Volví al hostel para comer, se acabó eso de comer fuera; tengo que ajustar un poco el presupuesto. Hoy he conseguido comprar la comida, la merienda y la cena por el mismo precio que venía haciendo solo una de las comidas los días anteriores y, “¿Cómo has hecho eso Alberto?”, os preguntaréis… muy fácil. Recordé las compras de Misato Katsuragi… solo me ha faltado la cerveza Yebisu jajajajaja Pero bueno, hasta he tenido para marcarme un detalle con mi compi hongkonesa y he llevado un pack de dos trozos de tarta de chocolate, ya que le rechacé la noche anterior.

El primer cuenco precocinado de fideos resultó ser un infierno… suponía que sería picante por los dibujos… pero no pensé que lo fuera tanto, en fin… me lo comí todo igualmente. Después estuve echando un vistazo a la web de Matsumoto, decidiendo quedarme un día más y así visitar el pueblo de Kiso, en las montañas. Pero además, hoy aprovechando que había dejado de llover, me dispuse a dar un paseo de unos 40 minutos hasta un ONSEN que hay en los márgenes de la ciudad, llegando a las montañas al este.

Pensé que me perdería, pero no; sorprendentemente después de callejear y guiándome por mi instinto, conseguí dar con el lugar.

Me atendieron dos señoras que se miraban la una a la otra intentando hacerme entender lo que debía hacer (no hablaban ni un afú de inglés)… finalmente pagué los 300 yenes (3€) y me llevaron hasta el vestuario.

Los que me conocéis sabréis que tengo un peculiar grado de pudor… y lo mismo que no me importa cambiarme donde sea y delante de quien sea… pues no me mola el desnudarme o enseñar el culo (afición que guarda más de uno por aquí, aunque no comente en las entradas). El caso es que, cuando me quise dar cuenta, ya estaba en pelotillas, toalla al hombro y dirigiéndome al baño rodeado de japos jajajajaaja

Ya expliqué en qué consiste el “milenario arte de bañarse” al estilo japonés… pero aquí la cosa cambia pues, en lugar de meterte en una bañerita, terminas en una piscina con más tíos. Primero estuve en una de interior y luego me salí a un patio techado donde había otra piscina, pero de piedra y al aire libre. Toda una experiencia que no podéis dejar pasar si venís a Japón y que, estoy seguro, repetiré más veces en mi viaje.

Relajado después del baño, me encaminé de vuelta al hostel; por el camino pude ver a gente bajo uno de los puentes, parecían vivir allí; pero ni en un lugar como ese hay lugar para el desorden o la suciedad… cada día me sorprende más este sitio.

Pues bien, llegamos al final de este capítulo… no sin antes deciros que al final no iré mañana a las montañas tal y como tenía pensado. Entre la dueña del hostel y la “jonkonesa” me han enredado para que mañana acuda a un festival (MATSURI) en la ciudad, será multicultural y por lo visto habrá gente de todo el mundo, no puede faltar el español jajajaja… ¡así que serán dos días más por Matsumoto! (la dueña del hostel encantada, claro jajaajaaj) y por lo visto mañana…

HERE’S COMING A NEW CHALLENGEEEEE!!! (que viene más gente al hostel, vamos jajajaja)

Pues lo dicho!! Nos vemos mañana en el Koikoi Matsuri!!!!

Ja neeeee~!!

PD: La “Shioko Keiku” (la tarta de chocolate) estaba riquísima ;D

viernes, 25 de junio de 2010

Matta ne, Nikko. Konnichiwa, Matsumoto.

Bueno Nikko… es hora de marchar.

A las siete de la mañana me sonó el despertador y preparé la mochila, empiezo a tener practica y lo hago rápido, lo cual me preocupa pues pronto comenzarán los olvidos :S

La obachan me ve de arriba para abajo recogiendo mis cosas (zapatos, chubasquero, etc) y me ofrece una taza de té antes de irme, la acepto por supuesto. Hablamos un poco de cuanto me ha gustado Nikko y lo cálida que ha sido mi estancia en aquel lugar -le he pedido una tarjeta para ti Mari, a partir del día 20 tiene plazas libres- y que lo recomendaré a mis amigos que viajen a Japón. Sin duda es un sitio con 0 lujos, pero todo el encanto tradicional, casi se me cae una lagrimilla cuando al salir por la puerta, mochila en hombros, me ha dicho con una sonrisa amable:

- Itterashai! –mientras me daba una naranja japonesa (que son amarillas O_o) para el camino.

- Ittekimasu, honto arigato –le he contestado devolviéndole la sonrisa.

Apenas llevo aquí seis días y ya he experimentado también la sensación que tanto temía y que, pienso, que irá a más cuanto más tiempo pase en Japón. La tristeza de tener que despedirme de gente y de lugares que se han quedado un poco de mí. Pero bueno, guardo la esperanza de que volveré algún día a Nikko.

Me puse en marcha de vuelta a Tokyo, no sin antes comprar un pequeño capricho para el desayuno…

Ya en Kita-senju (Tokyo), conseguí comprar el pase para el Shinkasen (que por cierto me sale un pico… me voy a arrepentir de no comprar el railpass, a ver si consigo hacer algún chanchullo jajaja). El viaje hasta Nagano ha resultado ser comodísimo, de aproximadamente una hora y media, lástima que me haya tocado un asiento sin ventanilla y a penas haya podido sacar fotos del paisaje, que era espectacular.

Después de Nagano cogí un nuevo tren hasta Matsumoto, a una hora y media de camino en el Express.

Me pasé por la oficina de turismo para conseguir un mapa y localizar el hostel donde iba a probar suerte y, después de preguntar a un taxista y 30 minutos de camino a pie, lo encontré.

Nada más entrar me atendió una chica (Iiman-san, ne si se escribirá asi jajaja seguro que no) –lo siento si os jode, pero todas son muy kawaii y simpáticas- que no es la propietaria, si no una inquilina de Hong-Kong que está aquí estudiando; me ofreció agua y buscó a la dueña. La habitación está en excelentes condiciones, tenemos nevera, un baño muy limpio y una lavadora que cuesta 200yens usarla. ¡¡Mañana tendré toda mi ropita limpia!! Yokatta…

Y bueno, como la comida en la estación de Ueno ha sido bastante copiosa (Arroz con curry y pollo empanado), e Iima-san me ha invitado a un trozo de sandía para merendar y me ha servido un té, después me ha dado un paquete de patatas fritas y ofrecido chocolate (a lo que le he tenido que decir que no, que me va a matar jajajaj), creo que puedo omitir el gasto; mañana compraré algo yo en el super para compensar. Total, si me da hambre puedo comerme la naranja que la Obachan de Nikko me dio para el camino. Para más curiosidades, el –creo que- dueño del Hostel ha venido antes y me dio indicaciones en el mapa, además me obsequió con unas galletitas saladas y un vaso de sake. KANPAI!!

Es una entrada más corta de a lo que os tengo acostumbrado, pero me he pasado casi todo el día en el tren o en las estaciones… así que, espero que mañana el día en Matsumoto me depare nuevas emociones que pueda compartir con vosotros.

Ja neeeee~!!

Senderismo en Senjogahara

El día se ha levantado despejado. Antes de comenzar con él día he de decir que los dioses Shintoistas sí que son efectivos, ayer cuando me acerqué al santuario pedí que me concedieran un buen viaje y conocer a gente interesante.
Tenía pensado levantarme a las 7, pero he dormido muy bien hoy… unas diez horas jajajaja la cama era comodísima (era un futton más grueso que el del hotel, tipo colchoncito). Así que me he puesto en marcha a eso de las 8 de la mañana. Este episodio de mi viaje está dedicado a mis compis del GORNP, en especial a Adolfo, Patri y Maca (Que no sé si me están siguiendo ya que no comentan ni una entrada… eso o que un mafioso ruso les ha cortao los dedos).

Hoy tocaba excursión a Senjogahara, cerca del lago Chuizenji en el Parque Nacional de Nikko. Pregunté a mi casera si en la zona podía comprar comida, pero por lo visto allí arriba hay poca cosa más que árboles, aunque si llegaba al lago Yunoko quizá si podría encontrar algo, pero para mayor seguridad me aconsejó comprar algo en la estación. Así lo hice… un suculento o-bento con pasta, arroz, pollo, setas y no sé qué más. No resultó estar muy malo cuando llegó la hora de comer.
Con todo listo, compre el billete de autobús (ida y vuelta) por 2500 yenes… (25€) me cago en tó, salen más caros los autobuses que los trenes, Japon is different.

Tardaría una hora en llegar a la parada de Akanuma, justo en la entrada al sendero que conduce a Senjogahara.
Y por qué este pantano y no otro de los sitios que hay alrededor de Nikko para hacer senderismo… mi “frikismo” vuelve a contestar la pregunta. Senjogahara Hitagi es una de mis personajes favoritas del Anime, es la co-protagonista de Bakemonogatari y, para mi gusto, la mejor Tsundere de la historia (wikipedia para mas info).
Pues bien, ahí me veo yo, en un autocar con 40 señores y señoras que sobrepasaban los 60 años… por lo visto el senderismo en Japón está muy extendido entre los jubilados, luego entendería por qué.

No sé si serán todos iguales, pero al menos este no tiene nada que ver con los senderos en España. Aquí están sobradamente preparados para pasear, el sendero por todo el paraje esta concienzudamente marcado y la mayor parte del tiempo caminas sobre una tarima de tablas, salvo cuando se convierte en una zona más abrupta. Rara vez te sales del sendero porque salirte implica pisar plantas, ya que no solo el cielo del bosque está copado; en el suelo se extiende un manto de herbáceas que lo cubren todo de entre las cuales se escuchan los suaves murmullos de los animalillos al esconderse a cada paso. De esto saco dos valoraciones:

1. Como amante de las rutas salvajes, no me gusta mucho tener un camino tan fijado. Hacer esto hace que mucha más gente visite el lugar lo cual, en España, podría ser un problema (estamos acostumbrados a encontrar botellas de plástico y basura tirada hasta en el mismo corazón de Grazalema, imaginad poner al alcance de un dominguero común un paraje como este).

2.
Japón también es diferente en este aspecto, es muy posible que el permitir el acceso de una forma tan guiada, haga que las especies animales y vegetales puedan desarrollar sus vidas de una forma más tranquila y segura, después de todo, acercar la naturaleza a la gente hace que la comprendan y despierta en el ser humano una cierta responsabilidad y sentimiento de protección.

El caso es, que me he pasado el día saludando con un “Konnichiwa” que terminó deformándose hasta un “chwaaa” (no solo a mi, conforme avanzaban las horas los saludos de los nippones también sonaban asi jajaajaja) y asintiendo con la cabeza. Esto viene siendo igual cuando salimos de senderismo en España, pero claro, allí te encuentras a cuatro gatos… imaginad que toda la gente que se ve en el pasillo de Trecking del Decathlon fuera realmente a hacer senderismo… imaginad tener que saludarlos a todos jajajaajajaja
Bueno, volviendo al tema que me voy por las nubes; el bosque de Senjogahara es impresionante; no sabría decir con exactitud pero creo haber reconocido algunas especies que me resultaban familiares, pero no estoy seguro. Unos grandes y frondosos, los más numerosos al principio, creo que podían ser Abedules; entre medio se encontraban los Pinos japonses (Matsu) y otros que por la forma de sus hojas me recordaban a los robles, con las fotos intentare identificarlos cuando posea conexión a internet.

Por el camino pude ver algunos animales, como coloridos pájaros, alguna huidiza serpiente a la que no me dio tiempo a fotografiar (tenía un tamaño considerable) o incluso algo que pude captar en video, disfrutadlo.



Como he dicho, el sendero te hacía recorrer una tarima de madera y en cada bifurcación había una señal con flechas y la distancia hacia cada punto; es decir, en este tipo de parque es IMPOSIBLE perderse. Prueba de ello eran los numerosos grupos de niños, con o sin monitores, que andaban de allá para acá, sin duda ha sido lo más gracioso del día, ver como veinte niños y niñas te saludaban con un sonoro KONNICHIWAAAAA~ y algunos incluso se arrancaban con un “Herou” (Hello) y los compañeros se partían de la risa. La verdad que ha sido bastante simpático el paseo; ha habido un momento en que venía hacia mi un grupo, la profesora se ha girado y le he escuchado decirles que me dijeran “Hello”… y así ha sido, uno por uno me ha saludado de esa manera y cuando lo ha hecho el último lo he hecho con un Konnichiwaaa minna!! (Hola a todos!) y han roto a carcajadas.
Senjogahara viene siendo un pantano, supongo que debe de ser algo parecido a las Tablas de Daimiel; en uno de los numerosos carteles explicativos, podía verse un esquema de que anteriormente fue un río, después un pequeño lago, hasta el pantano que es actualmente.

En vista de lo rápido que podía moverme por allí, decidí alargar mi itinerario y me dirigí al Lago Yunoko, pasando por las Cataratas de Yudaki. Este salto de agua es impresionante, medir alturas a ojo es bastante difícil, máxime si cuentan con inclinación, pero estimo que podía ser un corte de unos… de cuarenta a sesenta metros aproximadamente. Justo en su base había un mirador y a su lado una escalinata que serpenteaba hasta llegar a la cima, a riesgo de echar un pulmón me decidí a subirla para llegar al lago. Ante mi se extendía una vasta planicie rodeada de montañas. Por lo que ponía en los carteles, el lago Yunoko es un santuario para los pescadores, que vienen de todo Japón para pescar en sus aguas.

Después de sacar algunas fotos me dispuse a rodear el lago, la vegetación allí era distinta y cual fue mi sorpresa que en algunos puntos del recorrido, los árboles estaban marcados con plaquitas con sus nombre, en japonés y el científico en latín. Además de otra curiosidad, cada x metros había un cartel en el que se veía una foto y tres opciones, todo en japonés, pero más adelante entendí que es una especie de Juego-Examen para ver si reconoces las plantas o las aves de las fotos. Este sendero no disponía de tarimas y me crucé con menos gente que en Senjogahara, allí me comí el bento; con la curiosidad de que pasó un grupo de escolares y uno dijo “oishi desu ka?” (¿está bueno?) al que respondí con un “aa, oishi desu” (si, si lo está) y de nuevo se marcharon entre risas, está visto y comprobado que a los japoneses les sorprende mucho que los “gaijin” les hablen nihongo.
Más curiosidades, un árbol me llamó la atención, parecía de la familia de los Cipreses pero sus “hojas” eran escamas muy coriáceas y brillantes en el haz y blancas al envés, así que le hice una foto para verlo cuando me fuera posible, entonces encontré uno de esos carteles en los que explicaba (en inglés) que era un ciprés introducido en los bosques de Japón desde hace tiempo (se le conoce como HIBA), se critica de él en comparativa con el ciprés japonés que es mas rústico en el tacto de sus hojas y que su madera no es tan buena y al parecer su nombre, en japonés escrito se puede leer como “Será un ciprés japonés mañana” jaajaja hoy no… mañaaaana jajajajjaa

Y poco más, al ser una ruta circular volví por otro camino, atravesando los pantanos en sí sobre las ya mencionadas tarimas. Aquel llano menos arbolado me permitió disfrutar de unas maravillosas vistas de las montañas cercanas, el verde es el color reinante en estos meses en Japón y, dada la tierra de donde vengo, puede que sea el que más me llame la atención.

Volví a tomar el autobús en Akanuma, de vuelta a Nikko; creo que ahora empiezo a entender el motivo de que haya tantos cochazos en el pueblo (Lancers EVO de los antiguos, Toyotas bifaro, porsche… todos ellos bastante preparados), resulta que tanto para subir como para bajar del lago Chuizenji se hace por una carretera de dos carriles y único sentido, con curvas vertiginosas que serpentean salvando la pendiente de la montaña, nada más que decir. Cuando ya llegábamos al pueblo dos muchachos muy morenos se subieron hablando en inglés… pero era un inglés muy peculiar… hasta que escuché “pinche wey…” me volví y les dije: “Mejicanos, ¿no?”. Ambos me miraron sorprendidos y empezamos a hablar un poco del pueblo, buscaban un sitio donde salir a “tomar”, pero en cuanto cae la noche en Nikko se vuelve de lo más tranquilo; al día siguiente se volverían a Tokyo y el domingo de vuelta para EEUU. Un saludo Ricardo y Luis, buen viaje de vuelta.

De camino al Hostel pasé por el templo donde recé el día antes, me pasé por el altar para dar las gracias por permitirme disfrutar de un tan buen día y cogí una de esas tablillas que se cuelgan, en ella escribí una pequeña petición que os compete a todos vosotros.
“Deseo regresar a Japón, pero esta vez acompañando a mis amigos”
Así que ya sabéis, si algún día vuelvo a Japón acompañándoos a alguno de vosotros o vosotras, tenemos una parada obligada en Nikko para dar las gracias.

Ah si se me olvidaba, antes de llegar al santuario volví a la tienda de dulces y me compré un Ayame no dango; que viene siendo un pinchito de bolas dulces de harina de arroz bañadas en salsa de soja con azúcar… OISHIII!!!! Tengo que aprender a hacerlos :D
Ya en el hostel, la Obachan me vio todo contento con mis dangos (no puedo dejar de pensar en la cancioncita de la gran familia Dango… “Daaaa~ngo daaa~ngo dango…” de la serie Clannad), me preguntó si en España era posible conseguirlos… no :___( así que me sorprendió con un té japonés bien calentito y un par de dulces más, una especie de bizcochito y unos crackers de arroz inflado llamados Senbei. Todo un detalle por su parte. Después de la merienda volví a tomar un buen baño al estilo japonés aunque no tenía tanto tiempo como el día anterior, quería conectarme a internet y me daba un poco de corte volver tan tarde como el día anterior.

Me puse ropa limpia y me dirigí al ciber, que descubrí que también era hotel y restaurante… que completo. En su salón había una mejicana de EEUU comiendo con sus hijos que acaban de llegar a Nikko y me hicieron algunas preguntas sobre el pueblo y qué visitar. Entonces vi que hoy la ancianita no estaba sola, hoy le acompañaba una joven bastante mona y oí como le decía algo como “Ese chico habla japonés” jajajaja y solo le dije dos palabras el día anterior, entonces la chica se me acercó y me soltó una retahíla en japo… esto… “chotto chotto nihongo… sumimaseee~n” *^^*u
Pero bueno, lejos de haber quedado mal, parece que le caí en gracia a la chica y comenzamos a hablar en inglés (ella mejor que yo jajaja). Vino también la señora mayor y ella le estuvo traduciendo un poco a lo que me dedicaba y qué hacía en Japón; después les enseñé las fotos del día en Senjogahara y les encantaron, parecían incluso extrañadas de que las hubiera conseguido allí mismo. Como tenía abierta la web del blog le hizo mucha gracia su nombre y me preguntó si yo era Aru jajaaja ya le expliqué sobre ello.
Pero bueno, dado lo a gusto que me encontraba allí decidí pedir para cenar, después seguí un rato más conectado y me invitaron a té. Ya a las 21.00h me despedí de las dos y le dejé mi email por si quería seguir al tanto de mi viaje y seguir viendo fotos. Quién sabe, quizá haya hecho la primera “tomodachi” de mi viaje :D
Un saludo Eri-san

Y poco más gentes y gentas, el relato de mi no-último día en Nikko llega a su fin; espero que pueda volver (como puse en la tablilla) con alguno de vosotros.

Matta neeee~!!!!

jueves, 24 de junio de 2010

Estrellas verdes, naranjas y rojas bajo las nubes

Empieza bien el título. Advierto que hoy no me ha ocurrido ninguna situación eroticomicafestiva así que lo que queda de aquí en adelante puede ser una tocho-entrada súper sentimental.

Me he despertado bastante temprano y, por primera vez desde que estoy aquí, he podido ver la lluvia y disfrutar de un día con una temperatura más agradable. No tardé en salir del hotel ya que mi intención era llegar a Nikko lo antes posible. Este viene a ser un pueblo situado en las montañas al norte de Tokyo y en su territorio se encuentra el Parque Nacional de Nikko y el Lago Chuizenji.
El viaje en tren ha sido bastante agradable y, pese a que los primeros 30 minutos no se veían más que casas y un paisaje bastante gris a causa de la lluvia.
Ayer mismo hablaba con Macarena de cuan familiar me resulta todo este lugar, llevo viendo Anime desde hace años como dije en mi primera entrada y, creo que por eso, todos los sonidos que he percibido desde que estoy aquí me resultan tan familiares y cálidos, me hacen sentir como en mi casa. Digamos que de entre todos, hay unos cuantos sonidos clave cuando a la ciudad de Tokyo te refieres; El graznar de los cuervos, las ambulancias, el tráfico, las megafonías soltando la retaíla en japonés en lugares como el metro y el paso de los vagones por las vías que están en un nivel por encima de las calles. Pero hoy he escuchado otro sonido de esos a los que todo Otaku se les debe erizar los vellos de la nuca… el DIN DIN DIN DIN de un paso a nivel cuando están las barreras bajadas, suenan distintos de los nuestros. Pero bueno, esto no son más que pequeños detalles que no espero que entendáis ni la mitad de los que me seguís.

La cosa es que, después de ese paisaje de un mar de casas, se ha cortado de repente y un manto verde lo ha cubierto todo, los campos de arroz se desplegaban hasta las faldas de las primeras montañas coronadas con sus bosques. El viaje habrá durado una hora aproximadamente, pero se me ha hecho cortísimo.

Al llegar a Nikko me ha llamado la atención el aspecto tan moderno que tiene su plaza central, me esperaba algo más tradicional. Después de pasarme por información para preparar mi excursión de mañana, me he dirigido en busca del Hostal donde me hospedo. Nada más salir de la estación pregunté en una tienda de dulces, donde las dos dependientas (dos señoras ya entradas en edad) me han atendido tratando de hablar en inglés, hasta que ha venido uno de los trabajadores que estaba en la cocina y ya me ha señalado en el plano el lugar exacto y me ha explicado cómo llegar.
Después de quince minutos he llegado al Youth Hostel, una señora mayor me ha atendido –también en ingles (aunque este bastante “japonizado”)- me ha recogido el equipaje pero el “checkin” no podía hacerlo hasta las cuatro de la tarde, y eran las 12.

Me marché entonces a dar un paseo, cámara de fotos en mano y un pack de tres onigiri que compre en la tienda donde pregunté, a modo de agradecimiento. En uno de los templos encontré el lugar perfecto para el aperitivo y, de paso realicé una pequeña petición en el templo, a ver si se cumple… espero no haber ofendido a los dioses por comer allí, pero el lugar era propio. Andando, andando, hasta que me ha dado por buscar un sitio para comer, ya para las una y media o así. Entre en uno de los locales de la plaza del pueblo y pedí Arroz con Curry -sí, yo me sigo guiando por los Anime jajajajaja- y me han puesto una bandeja, mitad de arroz gohan y mitad de curry con carne de cerdo y algunas verduras.
OISHII KATTA!!
Ah sí, y a mí no me gusta la cerveza… pero me ha picado la curiosidad y he pedido una “Nikko Biiru” (beer, en inglés). En su etiqueta ponía que se producía en una pequeña planta en la zona, con agua de los manantiales de Nikko, que al parecer es muy buena. Hay fuentecitas por todas partes con jarrillos de lata en los que se lee en ingles “Bebe aquí, cuida de tu salud”. La verdad es que tiene un cierto sabor como ácido, pero quita la sed al instante y está muy fresca –el que piense que todas las aguas quitan la sed es porque no ha bebido de las fuentes de Coín, en Málaga-.

Bien, después de comer me metí en un “Saiberu-cohii” (Ciber-café, esto se deforma más a medida que pasan los días). Por 1.80€ tenía a mi disposición una cafetera de tazas ilimitada e internet gratis, pero en el PC que tienen dispuesto para ello.
Cuando dieron las cuatro volví al hostal y firmé mi ingreso, sale bastante bien de precio y me gusta mucho el sitio, hay alguien más en mi habitación, pero solo he visto su mochila. Después de registrarme me he marchado de nuevo a dar una vuelta, he visitado el “World Eritage”, el lugar que el hombre que me encontré en el santuario de Ueno me dijo que no podía dejar de ver si iba a Nikko… y madre mía si es verdad.

Para llegar a él pasas junto o sobre al Puente Sagrado Shinkyo, sobre el río Daiyagawa (que también da nombre a mi Hostal). El parque es un exuberante bosque con caminos de piedras resbaladizas por el musgo y la humedad, en algunos tramos y asfalto o tierra en otros. Las escalinatas y los pequeños senderos que se adentran por entre los árboles te llevan a pequeños altares llenos de musgo o a grandes construcciones con varios siglos sobre sus vigas. Es una lástima que, por la hora a la que he llegado ya estaban cerrados y me he tenido que conformar con verlos por fuera; pero de lo que realmente he disfrutado ha sido de la frondosa y densa arboleda; y de ahí el título de esta entrada.
Cuando llegué al Parque Nacional aun estaba muy nublado, pero cuando mirabas hacia arriba y veías esa inmensa masa de pequeñas hojas con forma estrellada que poseen los Arces aquí… y además podías encontrarlas desde verde brillante hasta rojos sangre, pasando por todos los tonos amarillos y naranjas. Todo un espectáculo para los sentidos, desde la vista, al olfato (los bosques aquí tienen un olor característicos del musgo mojado). He llegado a meterme por lugares donde podía leerse “Out of Limits”… supongo que no se podía pasar, pero no ponía prohibido, solo que estaba fuera de los límites, así que… he pasado del cartel, si ocurre algo ya lo arreglaran en la embajada jajajajaaja

Después de dos horas deambulando por el bosque, he vuelto al hostal empapado en sudor y cansado, he subido y bajado cientos de peldaños llenos de musgo, aguantado resbalones en piedras tan lisas como el mármol y, el sol ha decidido salir a última hora, por lo que la temperatura que, hasta ahora había sido muy buena comenzó a subir.
Al ver las fotos que he hecho no me queda más que pensar que estoy buscando en el Google y solo me quedo tranquilo cuando veo alguna que he pedido que me hagan o usando el temporizador. Las inmensas Sequoias flanquean los caminos aquí y en cualquier sitio puedes encontrar un pequeño altar, estatua o santuario, la sensación al pasear por un lugar como este es indescriptible y casi se puede sentir la energía que durante tantos siglos se han acumulado por el tránsito de peregrinos y sus rezos, son los típicos lugares en los que sientes algo especial cuando te sientas y cierras los ojos.

Aunque durante la mañana había llovido, comenzó a hacer algo de calor al atardecer. Así que decidí volver al pueblo antes de que anocheciera a tomarme algo fresco después de tomar un baño.

Baño tradicional Japonés, el hostal donde estoy hospedado es muy tradicional y la señora que lo regenta muy amable y atenta. Le pregunté si podía usar la bañera que estaba cubierta, con la respuesta afirmativa; ahí voy, mi primer baño de estilo japonés.
Solo con ver el baño, da la impresión de que los japoneses toman este rato como un ejercicio de relajación después del duro día. Para empezar, te sientas en un pequeño taburete en el que la postura viene a ser en cuclillas. Te mojas con un cubo o con la ducha y te enjabonas sentado, después te enjuagas y… ya estás listo para entrar en la bañera –con el agua muy muy muy ATSUI, la señora me lo advirtió y le dije que no se asustara si me oía gritar-. Sentado con la espalda recta y las piernas cruzadas –en plan loto- el agua me llegaba a las orejas, volvemos a la cantidad de sensaciones que estoy experimentando en este viaje, sin duda cuando tenga una casa propia pienso poner un baño de estilo japonés ¡¡QUE GUSTAZO!! Si es que saben vivir bien aquí.

Después del reponedor baño, me dirigí de nuevo al centro y volví a entrar en el Cibercafé, ahora no estaba la chica joven que medio se defendía en ingles, en su lugar había una viejita muy simpática que lo intentaba así que, volví a tirar de diccionario y conseguí que la comunicación fuera productiva. Me tomé un té frío, un helado de nieve con sabor a te japonés (matcha) y me conecté un rato; la pobre mujer ya tenía recogida la heladera y la volvió a usar para mí aunque le dije que no lo hiciera, se empeñó. Sé que las comparaciones son odiosas, pero me vienen varios ejemplos a la cabeza que me hacen admirar más aún esta cultura. Al menos le di una alegria cuando le dije "Ikura desu ka?" (que viene siendo algo asi como 'cuanto cuesta?' o 'cuanto es?'), le hizo mucha gracia que se lo dijera en nihongo porque le costaba mucho hablar en ingles.

Y después de eso nada más. Ya de noche volví al hostal dando un paseo nocturno por un silecioso Nikko a las 21.00, y aquí estoy ahora que se me cierran los ojos mientras escribo, comienzo a adaptarme a este horario.

Oyasumi nasaaaai!

miércoles, 23 de junio de 2010

Ueeeeno ueno ueno...

Bueno, finalmente anoche descubrí a la hora que amanece en Japon… a las 4.30h comenzó a clarear y a las 5 ya entraba una claridad insufrible por entre mis cortinas. ¡Maaadre mía! ¿Cómo me voy a ir yo a Nikko sin dormir?

Viendo el plan, me dormí con una decisión tomada; hablaría en recepción y si podía quedarme un día más, me iría al barrio de Ueno y echaría allí todo el día. Nada de volver al hotel, nada de siesta, nada de nada… eliminaría el JetLag con sangre si hacía falta.

Y así hice, a las 9 de la mañana ya estaba en pie. Me conecté un rato con la sorpresa de encontrarme a un par de conectados… ¡¡MUTANTES IROS A DORMIR!! Jajajaja

Estando allí abajo una chica japo bastante… grande me habló. Resulta que trabajaba para la… no se cual televisión de Tokyo y estaban haciendo una encuesta sobre el uso de los paraguas en el extranjero… estos japoneses y sus programas raros. En la encuesta me ponía cosas como cuantos paraguas tenía, si cuando llovía usaba paraguas, chubasquero, corría… etc jajaaja superfreak. El caso es que echamos un rato de risas y me acabo diciendo que su compañero estaba fuera, que si no me importaba que tomaran unas imágenes de mi paraguas y de mi; sin problemas… ya lo que me faltaba… aparecer en la televisión de TOKYO!!! *____*

Pero cuando entró el compañero resulta que no llevaba la cámara o no sé qué, no entendí muy bien la explicación y entre ellos hablaron japonés. Pero bueno, aproveché el momento para que me aconsejaran sobre lo que no debía perderme en la zona de UENO, que es donde iba a echar el día. Me señalaron varios puntos y después nos despedimos, dándome las gracias por contestar la encuesta y mi amabilidad y disculpándose por no poder tomar las imágenes. Ahora entiendo aquello que leí de que “Japón es la tierra del Sumimasen”… yo mismo me uno al carro y creo que es la palabra que mas repito.

Bien, tras dejar el hotel decidí que me pasaría por Akihabara, el día anterior no pude comprar el reloj de pulsera que me hacía falta, malditas MAIDs que me entretuvieron mas de la cuenta con su inocente atractivo…

Como hoy el día debía ser algo mas austero que el anterior y mi intención era andar y andar hasta que me sangraran los pies para caer rendido en la noche… me bajé en la estación de metro de Akiba, subí al centro comercial (tipo el Corte Inglés pero de electrónica) y me compre el dichoso reloj usando mi “BISA kerejito kardo”, ya sabeis.

Venga, plano en mano me dirijo decidido hacia UENO… tras unos veinte minutos de camino consigo ver la estación de ferrocarril y el parque en el que pensaba echar todo el día, pero cuando me dirigía hacia él me metí por unas calles llenas de colorido, puestos, gente… un momento… ESTO ES EL AMEYOKO!! El mercado callejero del que me habló Nesan. La verdad es que de día estaba lleno de vida, con las luces de la noche debía ser tremendo. Por el camino localicé un par de sitios donde comer sushi, no es barato pero podría picar algo a la hora de comer.

Entonces llegué al fin al gran parque de Ueno. Subí unas imponentes escaleras de piedra y me recibieron unos gigantescos árboles; el concepto de Parque en Tokyo y, supongo que en Japón, lo tienen algo “desfigurado”, yo lo llamaría Bosque Urbano con caminos y bancos. Entre el buen gusto que tienen para diseñar los jardines, el clima que les acompaña y lo limpio y bien cuidado que esta todo, cuando te sumerges en un espacio verde de estos te teletransporta al momento, sacándote del bullicio de la ciudad y el roce de las hojas con el viento y el graznido de los cuervos dan al lugar una atmósfera inigualable.

El parque en sí es grandísimo, hay muchas construcciones y estatuas Shinto y Budistas en su interior, así como alguna más dedicada a personajes celebres de la historia de Japón.

Otra cosa que me ha sorprendido del Parque es la cantidad de indigentes que he visto en él, casi todos los bancos estaban ocupados por ellos, recostados, durmiendo, leyendo… pero vamos, es tal la confianza que me transmite la gente de aquí que en varias ocasiones he pensado en pedirle a alguno que me hiciera una foto… pero me ha podido la “conciencia y el miedo occidental” y procuraba permanecer poco tiempo cerca de ellos. Dí la vuelta al gran lago del parque y rodeé el Zoo (no está la economía para entrar a ver animales, la verdad).

Ya con mi super-reloj tengo todo controlado, ¡¡ni me pierdo!! A las 13.00 decidí ir a una “Sushishería” jajaja está situada en la calle central del Ameyoko y es un local pequeño alargado, tiene una barra y no tiene asientos; está claramente diseñado para llegar, comerte unas piezas de Sushi y marcharte. La chica que había en caja era muy mona, más alta que la media japonesa y tenía una cara muy exótica (si, ya sé el concepto de exótico abarca a todas las japonesas, pero cuando estas rodeado de japonesas y ves una con una cara peculiar… pues esa es más exótica aun, ¿vale?) y el cocinero tenía toda la carisma, ahí el tío hablándome en japonés cerrado y yo diciéndole que no le entendía y el cabrón se reía y mas japonés me soltaba jajajajaja así que a la hora de pedir, le pregunte si tenía los nombres de los pescados en ingles… obteniendo una negativa por respuesta… pero entonces solté un “jejejeje” mirando de reojo a la cajera que no se perdía el momento y solté un:

- Kore!! –que en español viene a decir “esto”, a la vez que sacaba el diccionario para el viajero y lo abría por el glosario gastronómico (Arigatooooo Maki-chaaan!!! :_D )

Finalmente pude elegir los 3 ingredientes que quería para mi sushi (Maguro -atun-, Salmon y ebi -langostino-), ¡¡chúpate esa flanders!!

Después de comer y despedirme del Cocinero con cuchillo +10 a carisma y de la Cajera ExtraExótica, entré en la estación de ferrocarril, debía informarme de cómo ir a Nikko al día siguiente y por cuanto me iba a salir la broma. Me atendió una chica, también guapísima (esta no era extraexótica) y muy simpática y hablando en perfecto inglés. La chica se lo curró bastante ayudándome y me terminó aconsejando que viajara en metro y tren convencional hasta Nikko, que podía ir en Shinkasen (como el AVE nuestro), pero este me saldría como 1500 yenes más caro y tardaría solo un poco menos.

El sol comenzó a salir de entre las nubes a eso de las dos y media, como picaba; con esta humedad vas buscando la sombra como las cucarachas. Seguí mi paseo y me acerqué al santuario de Yushima Tenmangu y puedo decir que es impresionante, tanto en arquitectura como en el colorido que posee, así como sus cuidados jardines, en los cuales se encontraba un precioso estanque.

Como el calor apretaba, decidí volver al parque y buscar una buena sombra para repasar mi diccionario… ehm… ¿y mi diccionario?... no puede ser, ¿dejaré de cagarla en el viaje?


Como si fuera un flashback me vi soltando el librito en el soporte que había en la barra para poner las cosas. Rápidamente me dirigí de nuevo al restaurante con la seguridad de que no lo había perdido y, efectivamente, la chica ExtraExótica corrió a dármelo en cuanto me vio aparecer por la puerta a la vez que me decía “sumimaseeen, sumimaseeen”… Pero chiquilla, sumimasen yo, que he sido el que me lo he olvidado. Pero vamos, el cuadro cuando menos era curioso, ella diciendo “Sumimasen” y yo “arigato gozaimasu” y a ver quien se doblaba más jajajajajaaja

Les dije que volvería para la cena y me puse en marcha de nuevo.

Al final, en vez de sentarme eché mano al plano de la zona y localicé otro lugar que me interesaba visitar, el cementerio de Yanaka donde se encuentra la tumba de la familia Tokugawa. Pero me crucé con una tienda de “juguetes” y mis ojos se clavaron en un poster de la serie Evangelion (2.0) así que no pude resistirme a subir.

Quedé impresionado por lo bien estructurada que estaba la tienda, había distintas secciones según las series; por ejemplo, en un rincón todo el merchandaising de Totoro, Ponyo, Chihiro, etc, y si te acercabas podías escuchar la banda sonora; te marchabas a 4 metros a un lado, todas las cosas de Evangelion con su banda sonora de fondo. ¡¡ASI ES IMPOSIBLE NO COMPRAR!! Así que, para matar el gusanillo, me compré una cajita (random) de la serie Bakemonogatari y me salió Kambaru Suruga; de entre los seis personajes posibles, no es mi preferida pero la figurita está chulísima.

Salí de allí y continué mi camino hacia el cementerio, pasé por delante de un instituto de secundaria y había un grupo bastante numeroso de chavales en la puerta; fácilmente serían diez chicos, parecían clones, todos delgados, camisa por fuera y pelo teñido de rubio. Y las chicas muy monas ellas, con sus uniformes kawaii.

Por fin llegué al cementerio, el cami

no no fue difícil pero sí un poco largo. Con el campo santo ocurre algo parecido a con el resto de los parques pero claro, con el plus añadido de lo que es. El silencio reina en aquel lugar donde no se escuchan ni los coches cuando te adentras bien en él; está situado en una zona muy tranquila de Ueno, por lo que el único acompañamiento es el graznar de los cuervos que, sumado a la oscuridad de las lápidas y la humedad, confiere al lugar de un aura casi mágica; la verdad es que tiene que ser para verlo de noche.


Dejé atrás el cementerio después de visitar la tumba de Tokugawa, si mal no recuerdo fueron la familia con la que llegó al fin la era de los Shogunatos y la entrada de la Meiji (historia japonesa, para más info busca en la wikipedia jajajaja). Me dirigí de nuevo al parque y me volví a encontrar con un nuevo santuario, delante de mí caminaba un hombre de unos 70 años, con su gorrita.

Procuré sacar fotos del camino sin encuadrarlo a él, hasta que finalmente

llegamos al santuario en sí, estaba yo de rodillas sacando una foto a contrapicado cuando escuché:

- Sorry… where are you from? –era aquel señor.

Entonces comenzamos una conversación que se extendería casi veinticinco minutos; me explicó que había sido economista y viajado por Europa y que, no hacía mucho, había visitado España y le encantó “Maraga” jajajaaja yo me presenté también, como pude le expliqué que era un estudiante de Recursos Naturales, se interesó en las profesiones que podría ejercer cuando saliera y sobre el motivo de mi viaje a Japón. Sorprendiéndole bastante que viajara solo y felicitándome por ello. Después de darme algunas señas sobre lo que podría visitar en la Ciudad de Nikko, nos despedimos. Realmente disfruté muchísimo de aquella conversación.


Ahora que lo escribo, el día parece no acabar jajajajaja con razón llegué tan reventadísimo al hotel.


Ahora si, me senté tranquilamente en el parque y repasé algo mi Japonés, si iba a volver al restaurante de Sushi quería tener algo que decir.

O makase shimasu” y “anatachi sashin o tottemo ii desu ka?” que viene siendo “Por favor elija por mí” (la comida) y “Puedo sacaros una foto?”

Al caer la tarde (18.30) me adentré de nuevo en el Ameyoko, cuyas luces ya comenzaban a iluminarlo todo. Volví al restaurante de Sushi, pero ya no estaba la chica; en su lugar había un muchacho muy sonriente que decía saber Supeingo (Español) pero no soltó ni una palabra, le daba vergüenza. El cocinero de la mañana me saludó desde lo lejos, estaba con otro cliente; el que me atendió a mi si hablaba inglés y le pedí que me aconsejara; iba a tomar 6 piezas de Sushi y solo elegí una, Atun Rojo (Maguro). Me puso salmón (del de verdad, no de paquete) y otros tipos que ahora no recuerdo, aderezandolos con algunas cosas raras por encima, hasta me invitó a alguna de más, impresionante el arte que tiene para hacer las piezas con varios movimientos de sus manos. ¡¡CREO QUE NO PODRÉ VOLVER A COMER SUSHI EN ESPAÑA!! >,<


Y bueno, el día llega a su fin cuando regreso al hotel y me relajo despues de la "mataera"… que temprano ¿verdad? solo las 19:30.